En mi habitación; bajo la cama se esconde todo un mundo que creía olvidado. Entre pelusa y pelusa descubrí el recuerdo de aquella ninfa rubia de la que me enamoré en la niñez; la frescura de su imagen jovial y despierta, su resuelta figura montada a lomos de aquella orbea rojo-fresa, su pedaleo ágil, las nubes de su falda vaporosa, la bravura de su mirada, sus labios piruleta, los bucles de su melena ungiendo el aire, su tez de talco...
Suelo pasar la escoba una vez a la semana; aunque no importa con qué frecuencia barra uno; las pelusas siempre vuelven. Entre una de esas pelusas; una nota con tu nombre. Tal vez la escribiera hace algún tiempo para no olvidarlo, para no recordarte a cada instante; dejar de pensarlo, dejar de pensarte.
Las pelusas siempre vuelven; son como las golondrinas, no es cuestión de escobas; ronronean a tus pies buscando la caricia tibia de la mañana, están ahí, en algún recoveco de la habitación; detrás de la puerta, junto al radiador, detrás del armario; debajo de la mesilla...
hoy suena en mi habitación: I have fallen for you / andy crawford y presuntos implicados / a mis pelusas, con cariño
No hay comentarios:
Publicar un comentario