Hace un par de meses; por casualidad, se me ocurrió abrir el cajón de la mesa de la cocina de mi abuela Ángeles. Empecé a rebuscar entre la hojarasca de corchos y papeles de periódico que cubría su fondo y entonces...; la ví, seguía allí, después de tanto tiempo. Tantos años después; aquella pelota de cuero negro y costura blanca con la que tantas y tantas veces había visto jugar a los vecinos en el frontón, al Andrés, al Beto, a mi primo Carlos; el bicho, y también a mis tíos; el Óscar y el Jose; el moto... En fin , tanta y tanta gente; tantas y tantas manos, tantos y tantos tantos...
(...) Cuando mi tío Jose se fue de casa, - a eso de los 30 y tantos -, a mi abuelo Maxi le dio por hacer limpieza en la cochera. Cogió su vieja bicicleta de carreras, - una bonita Orbea blanca-, y la tiró al contenedor; algo resentido, quizás pensando que su hijo no les echaría de menos; ni a la bicicleta ni a él...
El abuelo nunca imaginaría hasta qué punto se equivocaba... Tod@s en casa le echamos de menos; - aunque tampoco estoy seguro de que se pueda echar de menos a alguien que nunca terminó de irse-.
Lo de la bici; afortunadamente, tiene solución. Aquella msima mañana le pregunté a mi padre si podía quedármela y él me respondió que sí. Entonces la rescatamos del contenedor y la llevamos con nosotros. Los radios de las ruedas se habían destensado algo pero todavía podía arreglarse...
En la misma cochera, entre los bártulos del abuelo, olvidada en una de aquellas improvisadas estanterías de tabla, tras un tarro de cristal, había una pelota cubierta de polvo. Descubrirla fue toda una sorpresa; acababa de encontrar un tesoro. Recuerdo que la cogí con ambas manos, que estuve jugando con ella un rato y después la escondí en aquel cajón, lejos de cualquier pronto del abuelo, de cualquier arrebato que pudiera dar con ella en otro lugar...
Es curioso; de niño apenas acertaba a cogerla con las dos manos y ahora; a eso de los 30 y tantos, me parece hasta pequeña.
El abuelo nunca imaginaría hasta qué punto se equivocaba... Tod@s en casa le echamos de menos; - aunque tampoco estoy seguro de que se pueda echar de menos a alguien que nunca terminó de irse-.
Lo de la bici; afortunadamente, tiene solución. Aquella msima mañana le pregunté a mi padre si podía quedármela y él me respondió que sí. Entonces la rescatamos del contenedor y la llevamos con nosotros. Los radios de las ruedas se habían destensado algo pero todavía podía arreglarse...
En la misma cochera, entre los bártulos del abuelo, olvidada en una de aquellas improvisadas estanterías de tabla, tras un tarro de cristal, había una pelota cubierta de polvo. Descubrirla fue toda una sorpresa; acababa de encontrar un tesoro. Recuerdo que la cogí con ambas manos, que estuve jugando con ella un rato y después la escondí en aquel cajón, lejos de cualquier pronto del abuelo, de cualquier arrebato que pudiera dar con ella en otro lugar...
Es curioso; de niño apenas acertaba a cogerla con las dos manos y ahora; a eso de los 30 y tantos, me parece hasta pequeña.
...
Con cariño, en agradecimiento a todas esas manos, que se dejaron (se dejan) la piel en el frontón, no sólo en el de piedra; sino tambíén en el del trabajo de la fábrica, ése que día tras día, pelotazo tras pelotazo, curtió (curte) las manos de tantos; y entre es@s tant@s, las de mi abuelo
NO al expolio de todo una vida de esfuerzo y ahorro
NO a los deshaucios
...
Podéis ayudarme a sacar del cajón aquella pelota haciendo click aquí http://es.scribd.com/doc/130914255/Besoz-Beso-de-Mano-en-Mano , contribuyendo de una manera u otra a sacar adelante su edición
; )
rubén lagunas tello
lateru82@hotmail.com
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hoy suena en mi habitación: cmon talk / bernhoft (en) http://www.youtube.com/watch?v=GjEsAEsYCw4 / gracias a tod@s los que me están apoyando en esta aventura "de bolsillo"
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