El grupo "the madison" se subía al escenario de la fnac plaza españa este miércoles. Presentaban su nuevo disco. Sonaba "hojas de papel" y me llegó a la fibra. El concierto, intimista y sentido; todo un elogio al trabajo, a la lucha por hacerse un hueco en la estantería de la vecina del quinto, por reivindicar un espacio en las ondas, por encontrar eco en la voz de la gente que acude a las salas en las que celebran sus conciertos. Y de aquella sala, pasé a la de la habitación de al lado, la de mi tío Óscar; las notas de aquella humilde guitarra de la marca "sonora" que haciendo gala a su nombre sonaba también tan bien.
Unos acordes más tarde, la calidez de los aplausos me devolvía al instante presente, aunque presente y no recuerdo, también es el pensamiento. Me refugié tras la camisa de cuadros del hombre de gafas de la primera fila, antonio estaba sentado a mi izquierda; no me vio llorar, porque lo hice sólo con el ojo derecho. Me pareció que el cantante se emocionaba con la canción; que tan_bien lloraba.
Al salir del concierto, lo comenté con Antonio
- No. Era sudor. El calor de los focos - me contestó -
...
Pues eso; a todos los que sudan a diario
small is beautifull (shumacher: 1973)
hoy suena en mi habitación: ain't no mountain high enough / al telefonazo más temprano de los viernes por la tarde
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