Uno esperaría descubrir detrás de este nombre algún local extravagante, uno de esos bares de moda, un lunch de aire actual tal vez. La sorpresa es mayor, cuando uno se acerca al tubo y en compañía de los viejos amigos se embarca en la aventura de disfrutar de unas tapas salpicadas de algún vinito de la casa, anécdotas de viaje, sonrisas cómplices y el abrigo de los buenos recuerdos. Reencontrarse con sus tapas, la intimidad de su espacio o el ambiente que aportan las gentes que lo disfrutan; los clientes, los regentes…
La belleza atemporal de este sugerente rincón de nuestra vetusta zaragoza es una invitación al deleite de los sentidos.
En la puerta el olor a frito invita a pasar. Una vez dentro es inevitable no detener la vista en su barra. Este será hoy nuestro puerto de partida. Poco a poco, sin prisa, subimos a cubierta. Como sonido de fondo, el eco de una sirena disfrazada de tañido anuncia la partida, la camarera suelta el amarre…
La mar aquí es brava, olas de mahonesa rompen contra un acantilado de papas, como telón de fondo, un horizonte de vaho impregnando las palabras y el tiempo compartido, rumor contenido en torno a una mesa vestida de dulce salitre.
Las velas henchidas, saciadas de aceite anuncian el regreso al hogar.
Sopla con fuerza el cierzo.
Pie a tierra.
...
menú:
1 de papas bravas
2 cañas y 1 mosto
Total = 6,40 €
...
a la atención de don carlos herrero, autor del artículo TEXAS SOBREVIVE EN ZARAGOZA:
qué razón tiene usted
http://www.carlosherrera.com/web/index_new.asp?Tipo=AR&IdMedio=10&IdPadre=585&Pagina=1
poeta
ResponderEliminaramigo
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