Nunca se conoce bastante. De ahí que también en lo conocido se halla lo desconocido y su llamada / eduardo chillida
Zaragoza rezuma silencio. La piel de sus edificios juguetea con olas de sal que perfilan una historia mineral, latente, casi dormida; un susurro leve y distante, un ribete cristalino de tersa tez. Casi tan antigua como el Cierzo que la acaricia; coqueta, tímida.
Tu latido se esconde bajo una pátina de blanco aljez. Tus calles, escenario de luces de alabastro y sombras de granito, cobijan palabras ya casi olvidadas. Tus líneas despiertas, rotundas, dibujan este encuentro.
la fotografía de arriba: el ciclón; pasaje de la industria y el comercio (junto a la plaza del pilar)
hoy suena en mi habitación: sunglasses / alondra bentley
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