domingo, 2 de mayo de 2010

SATURDAY EVENING




El sábado amaneció mar_ron... No tengo claro si lo que sonó a las 12.30 fue el móvil o el despertador. Hoy creo recordar que el que llamó fue Toni diciéndome que tenía dos billetes para Mexico y que uno llevaba escrito mi nombre. Demasiado lejos -pensé-. Por un instante, se abrió un paréntesis en la conversación y tras vacilar por un momento contesté; por qué no. Con puntualidad inglesa, llegué a las dos a la puerta de la cantina, fui el primero en aparecer por allí. Mi amigo se retrasó unos 4 minutos, como de costumbre, algo que entra dentro de los cánones del protocolo; una espera de hasta 5 minutos puede considerarse como una cuestión de cortesía, no más. El menú consistió en unos aritos de cebolla y nachos como entrantes y unas fajitas de pollo y una nube como plato principal. Después de comernos las nubes, tocamos el cielo con el postre; un toque dulce, chocolates varios y margaritas - quizás por aquello de que ya estamos en primavera -. Después llegó el café, con el puntito de canela y la compañía del resto de la cuadrilla.

Pasamos la tarde cerquita de Marruecos, a los pies del palacio de Beni-Hud. Entre palabras, anécdotas y algunos recuerdos se fue el tiempo.

A las 19:30 había quedado con Brandon y Nat. Nos dirigimos a la filmoteca para ver un par de películas de Charles Chaplin. Durante algunos instantes, dudé si la película contaba con sonido o no, porque las carcajadas del aforo inundaban el aire de la sala. Después nos dejamos caer por El Tubo y tomamos algo. Hacer de turista en tu propia ciudad, dejarse llevar de la mano por aquéllos que la han conocido y la viven desde otra perspectiva es toda una experiencia. Brandon nos condujo hasta uno de sus pubs preferidos y allí estuvimos departiendo sobre su estancia en España, su día a día, sus motivaciones, sus perspectivas de futuro...

Al rato, les propuse cambiar de local y acercarnos hasta La Campana de los Perdidos. Ayer tuvo lugar un pequeño homenaje a Georges Brassens. El local estaba a tope; tanto que optamos por sentarnos en las escaleras.

Y allí nos quedamos, al abrigo de aquellos acordes, al amparo del calor de un público entregado, al rescoldo del fuego de las notas de aquella guitarra, perdidos en el rumor íntimo del hielo rompiendo contra las paredes de algún vaso de cristal.


hoy suena en mi habitación: l´orage / georges brasses

No hay comentarios:

Publicar un comentario