miércoles, 4 de julio de 2012

CUANDO LAS ROSAS NO PINCHAN


Hoy (ya ayer) es (fue) el cumpleaños de mi abuelo Eulogio. Le digo abuelo y le (me) sabe a poco, prefiere que le llame viejo; sin tapujos, sin eufemismos, me dice que lo de "viejo" es algo que se ha ganado con el tiempo y algo más que ha perdido por el camino.

Si mi viejo, - que nunca fue mío, o al menos sólo mío-, ha llegado a viejo es, entre otras cosas, gracias a otra vieja; mi abuela; - como le digo, aunque tampoco sea mía -, la abuela Gaudencia.

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No sé si tanto como el elixir de la juventud, pero los roscos de mi abuela son algo que reconforta el alma y cuya ingesta, de uno u otro modo; a buen seguro, ha contribuido a su propia longevidad.

Ésta que recojo a continuación es la receta de esos roscos; la de receta de unos roscos, la receta con las notas que la Gaudencia, - mi abuela y la de algun@ más -, me dictaba con las manos mientras rescataba aquel primer rosco de la corriente; crujiente, casi tan tostado como el color de su piel.

ROSCOS DE ANÍS - Unos roscos - notas del 02.07.2010 / Fuencaliente del Burgo (Soria) / Lecciones desde la cocina de mi abuel@ - porque es suya, porque se la ha ganado -

Ingredientes

- 3 tazas "a copete" de azúcar
- moscatel (1 taza)
- anís (1 taza)
- aceite de girasol (1 taza)
- leche entera (1 taza)
- 1 cucharadita de bicarbonato
- 1 sobre de levadura "Royal" Td
- 3 huevos bien batidos
- 1 limón exprimido (zumo)
- harina
...

mmm... riquísimos

Me quedo aquí. Perdonadme. No hay tiempo para más. No es que no quiera compartir el resto de la receta con vosotros, no es que quiera dejar de desvelar los entresijos de esta joya que constituye en sí misma una buena parte del patrimonio familiar, sino porque seguir tomando notas mientras intento seguir con la mirada la estela aceitosa del movimiento acompasado de las manos curtidas de mi abuel@, dibujando los roscos en el aire de la cocina, sobre el harina bañando la mesa, sobre el aceite borbolloneante de la sartén... resultan tan gráciles como efímeras y aunque no vayan incluidas entre los ingredientes son, sin duda, el principio y el final de esta página de mi cuaderno de notas salpicado de azúcar; emborrachado de anís.

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Casi con toda seguridad, podría decirse que mi abuelo ha sido la persona que más veces a visto mi abuela hacer roscos.

Ojalá los dos sigan siendo eso; sí, los dos juntitos, la que hace los mejores roscos del mundo (o al menos de esta parte del mundo) y el que ve cómo los a_c..., el que no deja de mirar con atención, no sé si tanto los roscos, como las manos de esa "maga" que no deja de sacar roscos de la chistera.

; )

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Los ojos de mis abuel@s son ese lugar, o más bien ese no lugar donde cada vez que la luz del día tropieza, un@ se reencuentra consigo mism@, con un@ mism@; los ojos de mis (los) abuel@s; su mirada, es (son) uno de mis rincones favoritos, el lugar al que un@ pertenece, el lugar del que un@ viene, el lugar al que un@ va, el mar en que el pulso se mece.

Y a propósito del título que encabeza este post...

Sí; definitivamente, cuando las rosas no pinchan... no son rosas

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Que viva la selección de fútbol, que viva Casillas... Sí, pero que vivan también los roscos de la Gaudencia¡¡¡

Felicidades viejo, felicidades viejos (también a ti, ángeles)

felicidades campeones

Con cariño, tu (vuestro) nieto

rubén

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hoy suena en mi habitación: la vita è bella / buon Giorno Principessa (en) http://www.youtube.com/watch?v=KrYHKn8d_w0 / a mi amigo tony, rosco y medio, - con el uno delante -, para usted

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